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La historia de la vacunología desde Jenner y Balmis hasta la actualidad, aspectos más relevantes. I

Actualizado: 24 oct 2021

Recientemente estamos sufriendo a nivel mundial una de las pandemias que más eco mediático y social ha acontecido en nuestras vidas y ha cambiado notablemente nuestra manera de relacionarnos tanto socialmente como a nivel laboral. En estos momentos de avance de la ciencia, tenemos los medios adecuados para hacer frente al ataque microbiológico que representan tanto bacterias como virus y parásitos, no obstante una duda nos asalta y es la siguiente: ¿Quienes fueron los primeros impulsores de tales procedimientos de inmunización colectiva y cuando ocurrió esto?.


En los inicios del siglo XI las primeras prácticas de inoculación vienen datadas con alta tasa de probabilidad entre China y la India, donde una leyenda dice que “el secreto de la variolización fue transmitido por un taoísta inmortal del Monte Omei. A lo largo del siglo XVI, fué detallada y llevada en práctica mediante el médico chino Nie Jiuwu de la provincia de Jiangxi y, ya de forma más generalizada, se encuentra documentada en diversas fuentes chinas durante el XVII.


El primer emperador manchú, Shunzi, murió de viruela en 1662 con solo 23 años de edad. El segundo emperador, Kangxi (1662-1722), fue elegido sucesor al trono en lugar de un hermano mayor que tenía, ya que la había padecido en su juventud y corría menos peligro de enfermar. Activo luchador contra la viruela, ordenó variolizar a toda la familia real y a las tropas manchúes. Entre los médicos expertos a los que consultó se encontraba Zhu Chungu, que introdujo mejoras en la técnica de inoculación. La efectuaba introduciendo en los orificios nasales de los niños polvo de costras pulverizadas, con la ayuda de un fino tubo de plata.



El procedimiento de inoculación entre los hindúes era distinto. Los brahmanes arañaban la piel con agujas y frotaban una sola vez con hilas impregnadas durante el año anterior en costras virulentas, humedeciéndolas en el momento de aplicarlas con agua santa del Ganges.


En la India oriental, utilizaban un método basado en producir una fuerte irritación en el antebrazo por medio de frotamiento. De inmediato, efectuaban la aplicación con algodones embebidos en el pus varioloso. Otra técnica similar era tomar hilas y después de empaparlas con pus, las iban enhebrando en una aguja, con la que atravesaban un pliegue del brazo. El método hindú de inoculación era reconocido como más seguro que el chino y fue el que se propagó hacia Oriente Medio.


En Arabia la inoculación fue realizada por una mujer de la tribu de los beduinos, siguiendo un proceder operatorio análogo al de los indios. La operación era conocida en las riberas del mar Caspio, entre los turcomanos y los tártaros, y la ejercitaban con entusiasmo en Georgia y Circasia. “Los Circasios hacen algunas superficiales incisiones en los brazos y en las piernas, inoculándose en ellas el virus varioloso”. Por eso se llamó también método georgiano y circasiano.


La técnica de inoculación viajó desde la India hacia el Oeste propagada por las caravanas de mercaderes. Tenían la creencia de que viajar protegidos contra la viruela era una ventaja. La variolización fue practicada en el Imperio Otomano, donde había sido introducida por los viajeros Circasios desde 1670.

Kraggenstiern y Timoni, dos médicos que investigaron esta práctica, afirman que las inoculaciones se hallaban en poder de las mujeres ancianas, existiendo entre ellas una, conocida como la Vieja de Tesalia, “que decía haber aprendido la técnica por revelación de la Virgen. La abuela practicaba varias punturas en las mejillas, barba y frente, y las cubría con cáscaras de nuez”.


Otra mujer reconocida como inoculadora fue la Vieja de Philippopolis. “Ésta preparaba al paciente durante algunos días por medio de un régimen severo, después lo metía en una habitación muy caliente, buscaba un niño que tuviese la erupción en el décimo día de su desarrollo, abría una pústula, recogía el fluido sobre un cristal que previamente calentaba en el pecho y enseguida inoculaba al paciente con una aguja de plata. Posteriormente, protegía la parte donde había depositado el virus con una cáscara de bellota y una venda. La envoltura se levantaba a las cinco o seis horas, quedando sujeto el enfermo a un régimen estricto durante treinta días”.


La práctica había pasado de Turquía a la península balcánica, donde tomó el nombre de método griego, que estos practicaban haciendo cuatro punturas cruciformes en frente, mentón y pómulos con aguja mojada en linfa variólica. También se le ha denominado “método de inocular en Constantinopla”.


La primera aportación realizada a la ciencia de la vacunología la realizó Lady Mary Wortley Montagu, nacida en el año 1689 en Londres, una aristócrata inglesa y una dama de las letras. Sin embargo, más importante que sus logros literarios, Lady Montagu fue responsable de la introducción de la vacuna contra la viruela en Gran Bretaña y Europa occidental. Este avance médico, que ella promovió ampliamente (luego reemplazado por la vacuna de Edward Jenner), fue la primera vez en la medicina occidental que se crearon anticuerpos para asegurar la inmunidad contra las enfermedades. Su único hermano murió de viruela, a los 20 años. Lady Mary también contrajo la enfermedad, en 1715, pero se recuperó. En 1716, su marido fue nombrado embajador en el imperio otomano y se trasladaron a Constantinopla (la actual Estambul), y fué en este pais donde obserbó que la vacunación contra la viruela estaba muy extendida en el imperio otomano. El método consistía en introducir el virus de la viruela en una persona no infectada, proporcionando así inmunidad contra la enfermedad. Lady Mary hizo que el cirujano de la embajada británica inoculara a su hijo pequeño. De regreso a casa en 1721, mientras una epidemia mundial de viruela mataba a personas desde Gran Bretaña hasta Boston, Massachusetts, ella le hizo inocular a su hija (nacida en Turquía) mediante el cirujano escocés, el Doctor Charles Maitland y publicitó los beneficios de la inoculación contra la amarga hostilidad, incluida la violencia física. Por aquel entonces entre el dos y el tres por ciento de quienes eran tratados o virulados morían (en contraste con el 20 a 30% que moría después de contraer la viruela de manera natural).


La viruela se llevó la vida de más de 60 millones de personas solo en Europa en el siglo XVIII. Está causada por un virus de la familia de los poxvirus; se estima que solo en el siglo XX, 300 millones de personas murieron a causa de la viruela.



Edward Jenner (17 de mayo de 1749 - 26 de enero de 1823). Comenzó su vida profesional a los trece años, al servicio de un cirujano con el que permaneció hasta los veintiuno. Fue entonces cuando se trasladó a Londres para continuar con su formación como médico. En 1773 regresó a Berkeley, su ciudad natal, para abrir una consulta local, en la que adquirió un cierto prestigio.

Conocedor de los resultados no del todo exitosos de Lady Mary Wortley Montagu y un tal Charles Maitland, Jenner observó unas pústulas de carácter benigno en las manos de algunas lecheras. Entre ellas Sarah Nelmes, a quien su vaca Blossom había contagiado de viruela bovina (Variola vaccina en latín), que provocaba erupciones semejantes a las que produce la viruela humana.



Lo interesante es que Jenner se dio cuenta de que, por lo general, las ordeñadoras que sufrían este contagio luego quedaban a salvo de enfermar de viruela común. Es decir, se hacían inmunes. Fue así como Jenner ató cabos y tuvo la genial idea de inocular a una persona sana con la viruela de las vacas para conferirle inmunidad frente a la peligrosa epidemia. El primer voluntario fue un niño de 8 años llamado James Phillips.



Posteriormente a las observaciones de Jenner, se realizó la primera Real Expedición Filantrópica de la Vacuna. El rey Carlos IV de España se la encomendó al médico militar español y cirujano honorario real, Francisco Xavier de Balmis (Alicante 2 de diciembre de 1753 - 12 de febrero de 1819). El encargo era llevar la vacunación contra la viruela a las colonias españolas en el “Nuevo Mundo”; zarpó de España en 1803 desde A coruña y volvió en 1806. Viajó a Puerto Rico, Puerto Cabello, Caracas, La Habana, Mérida, Veracruz y Ciudad de México entre muchos otros lugares del imperio español. La vacuna llegó hasta Texas en el norte y Nueva Granada en el sur. Balmis convirtió a unos niños en portadores vivos de la vacuna, de esta manera y al no contar con los métodos de conservación actuales, el fluido vacunal se mantenía fresco dentro del organismo de los niños. Al llegar a las colonias, se transmitía de manera progresiva mediante inoculación.



Mapa de la Expedición Balmis. http://vadebarcos.net


Escribió Instrucción Sobre la Introducción Y Conservación de la Vacuna ( Instrucciones para la introducción y la conservación de la vacuna ), y tradujo la obra de Moreau sobre el mismo tema, Tratado histórico-práctico , de los franceses.



Un médico de gran relevancia que conviene destacar el la historia de la vacunología es Louis Pasteur (1822-1895), el cual produjo la primera vacuna desarrollada en un laboratorio: la vacuna contra el cólera aviar.


Pasteur atenuó, o debilitó, la bacteria para usarla en la vacuna, descubriéndola por accidente casual de laboratorio. En su laboratorio estudiaba el cólera al inyectar pollos con bacterias vivas, y registraba el fatal avance de la enfermedad; le había dado instrucciones a su asistente de inyectar a los pollos con un cultivo fresco de la bacteria antes de salir de vacaciones, pero al asistente se le olvidó. No fue sino hasta un mes después, cuando el asistente regresó, que se llevó a cabo lo que Pasteur había pedido. Los pollos, aunque mostraban signos leves de la enfermedad, sobrevivieron. Cuando estuvieron sanos otra vez, Pasteur los inyectó con bacterias frescas, y los pollos no se enfermaron. Posteriormente, Pasteur pensó que el factor que hizo a la bacteria menos mortal fue la exposición al oxígeno, fueron las primeras vacunas de patógenos artificialmente debilitados. A partir de ese momento no hacía falta encontrar bacterias adecuadas para las vacunas, las propias bacterias de la enfermedad podían ser debilitadas y vacunadas. En 1881, hizo una demostración dramática de la eficacia de su vacuna contra el carbunco, inoculando la mitad de un rebaño de ovejas mientras inyectaba la enfermedad (Bacillus anthracis) a la otra mitad. Las inoculadas con la vacuna sobrevivieron, el resto, murió. Este mismo procedimiento lo realizó tanbién en un niño (Joshep Meister) en 1885, el tratamiento tuvo un éxito absoluto, el niño se recuperó de las heridas y nunca desarrolló la rabia.

A él se debe la técnica conocida como pasteurización (eliminar parte o todos los gérmenes de un producto elevando su temperatura durante un corto tiempo) que permitió desarrollar la esterilización por autoclave. Se le conocen también sus trabajos en el campo de la isomeria de compuestos químicos.




El médico español Jaime Ferrán (1852-1929) creó la vacuna contra el cólera en 1885. Su vacuna fue la primera en inmunizar a los humanos contra una enfermedad bacteriana.

Ferrán había trabajado en vacunas veterinarias en España después de haber leído las publicaciones de Pasteur sobre la atenuación de microbios. Creó la vacuna contra el cólera cultivando bacterias tomadas del desecho de una persona enferma de cólera, y haciendo crecer la bacteria en un cultivo de nutrientes a temperatura ambiente. Posteriormente, ese material se aplicó a algunas personas por medio de una a tres inyecciones en el brazo.

Muy pronto, Ferrán solicitó acudir a Valencia, donde vacunó aproximadamente a 50,000 personas durante una epidemia de cólera.



Las comisiones científicas acudieron a Valencia para evaluar la eficacia de la vacuna, y los resultados presentados en los informes eran muy variados: algunos declaraban que Ferrán había tenido éxito y otros que la vacuna no era eficaz.

Ferrán fue ampliamente criticado por tratar de mantener en secreto su método para crear la vacuna, pero en su defensa, él afirmaba que necesitaba una compensación por crear la vacuna para seguir con sus estudios y mantener a su familia.


Durante el resto de su carrera, Ferrán desarrollaría vacunas para la plaga, tétanos, tifus, tuberculosis y rabia.





Shibasaburo Kitasato (1852-1931) y Emil von Behring (1854-1917) vacunaron conejillos de indias a base de una toxina de difteria con tratamiento térmico.

En 1889 ingresa como ayudante de Robert Koch en el Instituto de Higiene de la Universidad de Berlín. En 1890 Kitasato y von Behring demostraron que los productos sanguíneos (o séricos) de los conejillos de indias contenían una sustancia que prevenía los efectos nocivos de la C. diphtheriae y su toxina cuando los conejillos eran expuestos nuevamente a dosis letales de la bacteria y la toxina. En 1891 trataron con suero a una niña enferma de difteria salvando su vida. Esto le hizo sospechar a Behring la existencia de unas sustancias (que llamó antitoxinas) que eliminaban las toxinas segregadas por las bacterias, lo que supuso un gran avance en el conocimiento de las defensas corporales. Posteriormente, demostraron que podían curar la difteria en un animal si le inyectaban el producto sérico de un animal vacunado. A esta sustancia le llamaron antitoxina y a su tratamiento terapia sérica. Se dieron cuenta de que necesitaban vacunar animales grandes, como caballos y ovejas, para producir suficiente antitoxina y así proteger a los humanos.

Von Behring ganaría el primer Premio Nobel de medicina en 1901 debido a su trabajo con la difteria.



Richard Pfeiffer (Zduny, 1858 - Bad Landeck, 1945) Médico bacteriólogo alemán. En 1894 describió el fenómeno de la bacteriolisis, que tuvo gran trascendencia al facilitar el diagnóstico del cólera. Su nombre ha quedado ligado al bacilo que descubrió en 1892, agente causal de la gripe. Pfeiffer descubrió además las endotoxinas y creó, junto a Kolle, los métodos para la inmunización frente a la fiebre tifoidea y a la peste. En el año 1887 se le concedió el puesto de médico numerario y, a partir de 1888, entró a formar parte del equipo de auxiliares de Robert Koch en el Instituto de Higiene de Berlín. En el año 1892 hizo su descubrimiento más importante, al describir el bacilo que lleva su nombre. Pfeiffer afirmó que este bacilo era uno de los agentes causales de la gripe, puesto que su aparición influía en el curso de la enfermedad. El bacilo de Pfeiffer es un cocobacilo aislado o reunido en cadenas, que generalmente infecta a los leucocitos. Su virulencia se ve favorecida por la acción de ciertos microbios priógenos (estreptococos, estafilococos, neumococos).Pfeiffer estableció un sistema de valoración de sueros, de acuerdo con la técnica que utilizaba en sus investigaciones. Pero la aplicación de dicha técnica conllevaba muchas dificultades por la diferente virulencia y toxicidad de los microbios coléricos.

El éxito de sus investigaciones le permitió obtener mayor financiación para desarrollar nuevos estudios. En 1896 describió la especie Micrococcus catarrhalis. Ese mismo año, y con el fin de mejorar el conocimiento de alguna de las más virulentas enfermedades infecciosas existentes en la época, se trasladó a diversos países para observar el desarrollo de éstas. En Alemania, Richard Pfeiffer y Wilhelm Kolle en 1896 demostraron que la inoculación con bacterias tifoideas muertas resultó en inmunidad humana contra la fiebre tifoidea. Almroth E. Wright publicó un artículo unos meses más tarde, en 1897, en el que describió un hallazgo similar, fué también en 1897 se unió a la expedición alemana que estudió la peste en la India, y un año más tarde marchó, junto a Koch, a Italia para estudiar la malaria.

Leyendo ante la Sociedad Harvey de Nueva York en febrero de 1913, el médico del Ejército de los EE. UU. Frederick F. Russell declaró que "La publicación de las investigaciones de Pfeiffer y Kolle es anterior al artículo de Wright en algunos meses", dando crédito por la demostración de inmunidad contra la fiebre tifoidea mediante la inoculación de Pfeiffer y Kolle. Sin embargo, Wright sería el primero en desarrollar una vacuna eficaz contra la fiebre tifoidea al año siguiente. Russell desarrolló la primera vacuna contra la fiebre tifoidea de EE.UU en 1909.



A inicios del siglo XX, el investigador francés Albert Calmette (1863-1933) adquirió la cepa M. bovis de tuberculosis, la cual había sido aislada a partir de la leche de una vaca infectada. En 1908, en el Instituto Pasteur en Lille, Francia, él y el veterinario Jean-Marie Camille Guérin (1872-1961) comenzaron a atenuar la M. bovis al pasarla a través de un medio de crecimiento que había desarrollado específicamente para este fin. Su meta inmediata era debilitar la bacteria hasta el punto en que ya no pudiera matar a un conejillo de indias. A final de cuentas, los investigadores esperaban producir una cepa del bacilo que pudiera conferir, de manera segura, inmunidad a un portador no infectado. Después de numerosos pases –230 exactamente–, en el medio de patata biliada glicerinada, comprobaron que los caracteres del bacilo no se modificaban más. Éste era un bacilo fijo, de virulencia conocida, inofensivo para los animales de laboratorio, aunque se inyectara a dosis considerables a los cobayas, tan sensibles a la tuberculosis, y a los conejos –sensibles al bacilo bovino– que confería una resistencia a los bóvidos contra la infección tuberculosa. Poseedor de la cepa de bacilos bovinos con virulencia atenuada y con caracteres fijos e inmutables –que luego se transmitían por herencia–, desde 1912 sus colaboradores Boquet y Négre volvieron a comenzar las investigaciones confirmando su inocuidad absoluta y la imposibilidad del bacilo tuberculoso de volver a su virulencia primitiva, de dar lesiones tuberculosas evolutivas. Esta cepa de bacilos se bautizó con el nombre de BCG (Bacilo Calmette-Guerin). En 1921 comenzaron sus primeras pruebas en humanos con el bacilo de tuberculosis atenuado. A su preparación se le conoce como bacilo de Calmette-Guérin o BCG, y en la actualidad se usa todavía en muchas partes del mundo.




William H. Park (1863-1939) estudió el uso de mezclas de toxina-antitoxina de difteria para producir inmunidad activa en animales y luego en humanos. Mezcló las cantidades de las sustancias hasta que obtuvo un equilibrio entre una inmunidad duradera y las reacciones a la mezcla. Este método se utilizó para vacunar a humanos hasta que la vacunación por el toxoide de difteria lo sustituyó. Los aspectos más destacados de la carrera de Park incluyeron el establecimiento del primer laboratorio municipal de diagnóstico bacteriológico en los Estados Unidos, la aplicación de vacunas de toxina-antitoxina para prevenir la difteria, la demostración de la persistencia de Corynebacterium diphtheriae en la garganta de las personas que se recuperaron de la difteria y su importancia. en la propagación de la enfermedad a otros, y la publicación del libro de texto Pathogenic Microorganisms, de gran uso, en coautoría con Anna Williams. La cepa atípica de Corynebacterium diphtheriae más utilizada para la producción de toxina diftérica fue descubierta por la Dra. Anna Williams , que trabajó con el Dr. Park.




Max Theiler (30 de enero de 1899-11 de agosto de 1972) fue un virólogo sudafricano de ascendencia suiza residente en los Estados Unidos que fue galardonado con el Premio Nobel en Fisiología o Medicina en 1951 por desarrollar una vacuna para la fiebre amarilla.

En su prueba, se inyectaron sueros de sujetos humanos vacunados en ratones para ver si protegían a los ratones contra el virus de la fiebre amarilla. Esta "prueba de protección del ratón" se utilizó con variaciones como medida de inmunidad hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Subcultivo de la cepa Asibi particularmente virulenta de África Occidental en embriones de pollo, una técnica iniciada por Ernest Goodpasture, el equipo de Rockefeller buscó obtener una cepa atenuada del virus que no mataría a los ratones cuando se inyectaran en sus cerebros. Hasta 1937, y más de 100 subcultivos en embriones de pollo, Theiler y su colega Hugh Smith obtuvieron una cepa atenuada, a la que llamaron "17D". Las pruebas en animales mostraron que el mutante 17D atenuado era seguro e inmunizante. El equipo de Theiler completó rápidamente el desarrollo de una vacuna 17D ​​y la Fundación Rockefeller comenzó los ensayos en humanos en América del Sur. Entre 1940 y 1947, la Fundación Rockefeller produjo más de 28 millones de dosis de la vacuna y finalmente acabó con la fiebre amarilla como una enfermedad importante.





Bibliografía:

-MOORE J. The history of smallpox. London: Longman, Hurst, Rees, Orme and Brown. Paternaster Row. 1815.

-WORTLEY MONTAGU M. Letters from the Levant, during the Embassy to Constantinople 1716-18. London, Joseph Rickerby, Sherbourn Lane, 1763.

-TUELLS J, RAMIREZ SM. Balmis et variola. Ed. Generalitat Valenciana, 2003.

-"Balmis, Francisco Javier de", Enciclopedia de México , vol. 2. Ciudad de México: 1996, ISBN 1-56409-016-7 .

-René Dubos. Louis Pasteur. Free Lance of Science. Little, Brown and Company, Boston 1950; (traducción francesa en 1955, reeditado en 1976).

-Martínez Báez, M. (1972). Pasteur: Vida y obra (hoy Vida de Pasteur). México: Fondo de Cultura Económica. ISBN 968-16-5053-0.

-Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Richard Pfeiffer». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004.

-Daniel TM. The history of tuberculosis. Resp Med 2006; 100(11): 1862-70.

-Charles, CW, Jr. "Theiler, Max". American National Biography Online , febrero de 2000.

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