El siglo XVI es una época marcada por los nuevos descubrimientos gracias a las aportaciones de Bacon, Descartes y Galileo, en una época caracterizada por el Barroco en la cual se experimenta un mayor auge en la experimentación química y dando por concluido el periodo denominado de proto-farmacología dando gracias a Paracelso (Teophrastus Bombast von Hoenheim (1493-1551), el cual inició el proceso de rechazo del Galenismo y el uso de los antimoniales se pusieron en auge, así como la búsqueda del "arcana" o de la extracción de los principios activos simples, iniciando así el proceso de transición hacia la moderna farmacología con impulsores como William Withering (1741-1791) y en materia médica William Harvey con el descubrimiento de la circulación sanguínea.
En materia científica el primer autor importante sobre el uso de gases corresponde a Jan B. Helmont el cual define el término de "gas" a las sustancias de cambio de paso del estado sólido y líquido y, Robert Hooke sobre los procesos de combustión de las sustancias. Joseph Priestley se prestó a descubrir el oxígeno y el francés Lavoisier, años más tarde, en el s XVIII, realizando estudios sobre la combustión y calorimetria aplicada empezó a concretar la nomenclatura en química actual. Como se puede ver, grandes autores han contribuido al avance de la ciencia y con ello la mejora en la profesión farmacéutica hasta que el mejor impulse conocido lo realizó el ruso Dimitrj Mendeleyev en 1896, con su sistema periódico de los elementos.
Un aspecto curiosos es que durante este siglo XVI y parte del anterior, los boticarios son los clientes más asiduos de los gremios de alfarería para guardar sus productos, llegando posteriormente a decorarlos y realizar inscripciones de los mismos ya que sus cualidades de fabricación los hacían especialmente ideales para los fines de conservación,. Entre los procedimientos de aislamiento, utilizaban el barnizado vítreo para eliminar las porosidades internas con recubrimiento de estaño, siendo los acabados de diferentes tamaños.
ALBAREROS:
-Grandes (30 cm): sustancias sólidas (semillas, polvos, raíces y hojas).
-Medianos (23-24 cm): bálsamos y ungüentos.
-Pequeños (14 cm): pildoreros y otras formas galénicas.
ARROPERAS:
Comúnmente denominados botijos (cayeron en desuso pronto), su utilización era para exponer principalmente ya que su apertura superior hacia una pronta oxidación y descomposición de su contenido interno.
BOTELLAS:
Realizadas en vídrio para contener líquidos en su interior.
Otros envases: Orzas, pildoreros, copas, triacas (vase a Theriaque), barriletes, meleros y productos de la madera para cajas, espátulas y morteros.
Se utilizan abreviaturas e inscripciones clasificatorias al uso mediante cartelas
En España, Felipe II ordena en 1593 la publicación de una farmacopea General, la cual finalizó en 1739, denominándose Pharmacopoeia Matritensis, siendo la primera oficial del reino de España, no obstante vista con recelo en determinados sectores regionales; de esta le surgirían otras reimpresiones y nuevas ediciones hasta la aparición de la 1ª Farmacopea Española en 1871, habiendo como pequeño precedente importante el 1º Congreso internacional de Farmacia en 1865 en Brunswick (Alemania).
Las farmacopeas constaban de las siguientes partes:
-La primera parte titulada "De medicamentis simplicibus" consistente en una lista de simples de origen vegetal, divididos en categorías como raíces, cortezas, hierbas, hojas, flores, frutos, semillas, gomas, resinas, bálsamos, lágrimas y hongos. A continuación solía aparecer otra bajo el epígrafe "Animalia, Eorum Partes, et Excrementa" seguida de la lista titulada "Mineralia, Metalla, Lapides et Salía Terrae". Los simples de origen marino estaban descritos bajo el titulo "Marina".
-La segunda titulada "Composita Galenica" donde se describían las aguas destiladas simples, las aguas destiladas compuestas, licores, vinagres destilados, tinturas, elixires, decocciones, jarabes compuestos purgantes, mieles, conservas, electuarios, confecciones laxantes, antídotos y opiáceos, polvos purgantes, polvos aromáticos, píldoras, extractos, trociscos, aceites exprimidos, aceites destilados, bálsamos, ungüentos, emplastos y ceras.
-La tercera parte contenía las composiciones químicas: la descripción de un gran número de estos compuestos fue el reflejo de la importancia alcanzada en este siglo por ellos. La mayor parte de estos medicamentos estaban elaborados a base de mercurio, antimonio o azufre.
-La cuarta y última parte describía las complicadas fórmulas de polifarmacia, por ejemplo, la Triaca descrita en la Farmacopea de Lieja de 1741 requería sesenta y dos ingredientes.
En esta época se comienzan a suprimir de los Codex antiguos la gran mayoría de drogas sin fundamento, hasta 2/3 de sus volúmenes se sustituyeron en favor de las nuevas aplicaciones químicas y botánicas.
Durante el periodo de tránsito se produjo un mayor intercambio comercial de productos y especies del nuevo mundo, que enriquecieron la vieja farmacopea Europea y dieron como fruto la creación de numerosos jardines botánicos. Los más antiguos conocidos fueron creados por los musulmanes durante el tiempo de la reconquista en España, no obstante no alcanzaron la popularidad como los de este siglo.
Destacamos:
-Universidad de Padua (1543)
-Universidad de Pisa (1543)
-Universidad de Valencia (1567)
-Universidad de Bolonia (1567)
En referencia al jardín botánico de la Universidad de Valencia detallamos lo siguiente:
El Jardín Botánico de la Universidad de Valencia se fundó en el año 1567; nombraron Juan Plaza como catedrático de Hierbas en 1601 y, le encargaron la creación de un huerto para explicar las plantas medicinales a sus alumnos, apareciendo la Officina medicamentorum o primera farmacopea Valenciana. No se sabe cuánto duró este huerto pero, de nuevo, en 1631 profesores de medicina, cirujanos y boticarios, pidieron uno para cultivar plantas medicinales y mostrarlas a los estudiantes. Dos años más tarde, se arrendaron dos huertos en las afueras de Valencia, junto al convento de San Julián, en la calle Sagunto, para cultivar las hierbas medicinales a cargo del catedrático de Hierbas Melchor de Villena.
El año 1684, otro catedrático de Hierbas, Gaudencio Senach, recibió el encargo real de formar uno nuevo. Esta vuelta se adquirió una casa en la parroquia de San Lorenzo para hacer clases y se arrendó el huerto de al lado. Por comienzos del s. XVII, volvía a faltar un huerto como recurso, aunque en las Constituciones de la Universidad de 1733 se insistía en su necesidad.
A lo largo de 200 años fue un huerto de plantas medicinales (huerto de simples), vinculado a los estudios de Medicina. Hasta el s. XIX ocupó diversos emplazamientos en la ciudad de Valencia. Fue en el año 1802 cuando la Universidad lo situó definitivamente en el Huerto de Tramoyeres, fuera de los muros de la ciudad, en las inmediaciones del convento de San Sebastián, cerca de las Torres de Quart.
A lo largo del s. XIX se impartieron clases de botánica y se realizaron experiencias de aclimatación de plantas de interés agrícola. Durante el s. XX, el Botánico sufrió un largo periodo de abandono hasta que, en el año 1987, la Universidad de Valencia inició un proceso de restauración integral que concluyó en el 2000.
Actualmente el Jardín dedica su investigación al conocimiento de la diversidad vegetal, la conservación de las especies raras, endémicas o amenazadas de la flora mediterránea y la conservación de los hábitats naturales. Además, tiene una incesante actividad educativa y cultural llevada a cabo por los gabinetes de didáctica y de cultura y comunicación.
Prosiguiendo con el siglo XVI y la botánica, cabe destacar a Francisco Hernandez (médico personal de Felipe II, el cual le encargo detallar las especies de las Indias durante 7 años, recopilando y dibujando unas 3000 nuevas especies con sus propiedades y usos, así como unos mil animales. Su texto se recopiló posteriormente como "Nova Plantarum", en la cual se describen productos como la zarzaparrilla, el tabaco, la coca o el bálsamo de Tolú.
Un pequeño colapso científico aconteció a principios del siglo XVII hasta la aparición del microscopio óptico por Juan Faber, en una adaptación al telescopio de Galileo mejorado por Drebbed. Un vez se pudo profundizar en la parte más pequeña de la materia empezó a resurgir lo que hoy conocemos como moderna anatomía botánica mediante su taxonomía, destacando personas como Conrad Gesner, Rudolh J Camenarius, J.Ray (Historia plantarum generalis) descubridor de las mono y dicotiledóneas y E.T. Geoffroy.
A mediados de 1730 un médico llamado Carl von Linné, organizó una magnífica obra de estudio fundamentando la sistemática binomial (Sistema naturae (1735), Genera plantarum (1737) y Species plantarum (1753)), clasificando así por clases, órdenes, géneros y especies vegetales, la cual se siguió con animales y otros órdenes de organismos vivos. Importantes autores posteriores han sido José Mutis y Alejandro Malaspina, destacando también el botánico Antonio José Cavanilles el cual describió 712 especies tras observación detallada al microscopio óptico.
La Real Academia de Farmacia tiene su origen en 1737, año en el que una Real Cédula de Felipe V aprueba los Estatutos del Real Colegio de Profesores Boticarios de Madrid, la institución era formada a partir de dos viejas cofradías de boticarios madrileños, la de Nuestro Señor San Lucas y Nuestra Señora de la Purificación, existente desde 1589 y la de Nuestra Señora de los Desamparados fundada en 1654. . Desde esa fecha ha venido funcionando con diversos títulos y, entre los años 1741 y 1830, se impartieron en la citada institución enseñanzas de Farmacia, Química y Botánica e Historia Natural. Posteriormente, en el año 1895 fue declarada Corporación oficial y el 9 de agosto de 1946 se integró en el Instituto de España. En 1898, declaró la colegiación obligatoria para todos los farmacéuticos españoles, ratificada en 1917.
Fue el primer lugar de España en donde se impartieron clases oficiales para los mancebos de botica en el Real Jardín Botánico de Madrid, a partir de 1783. Desde 1787 también recibieron clases de Química en el Real Laboratorio de la Corte. Al entrar en vigor los estatutos del año 2003, se vuelve a cambiar la denominación por la de Real Academia Nacional de Farmacia, para dejar constancia de su ámbito de acción sobre todo el territorio nacional.
Acontecimientos de importancia fueron los litigios entre la iglesia y los farmacéuticos a sabiendas de que en el monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial fue el centro de los exámenes de boticarios por aquel entonces, estos farmacéuticos seglares no estaban autorizados mediante decreto apostólico del papa Urbano VIII. El primer litigio legal fue en 1631 mediante denuncia del Colegio de Farmacéuticos de Mallorca ya que los farmacéuticos seglares dispensaban medicinas a particulares, hasta poner fin a esto en el año 1771.
Los medicamentos que más se popularizaron fueron: tartrato de sodio/potasio (laxante), sulfato sódico y amónico, nitrato de plata...se producen importantes avances en procesos extractivos como el de la lactosa, laudano de Sydenham, elixir Garus, agua de Rabel, agua de Alibar.
A pesar de todo ello, en determinadas poblaciones persistía el misticismo:
Se empezó a comercializar la "Mumia", la cual se obtenía de cadáveres embalsamados de la época utilizándose contra la gangrena, práctica habitual desde tiempos egipcios.
En la Europa medieval proliferaron las historias de picaduras ponzoñosas por arañas, a pesar de que en realidad el veneno de la tarántula (Licosa tarentula) sólo es mortal para los insectos que devora. Los síntomas que se atribuían a los mordiscos de esta araña peluda, de apenas 3 cm de longitud, eran insomnio, llantos, convulsiones, alucinaciones, alteraciones de la percepción del color y estados melancólicos, manifestaciones que podían acabar en un fatal desenlace. El conocido baile de San Vito, una afección nerviosa, también se atribuyó a la picadura de la tarántula.
Su nombre hace referencia a la ciudad de Tarento, en el sur de Italia. Los habitantes de esta localidad hacían bailar a los atarantados una danza frenética, llamada tarantela, para que se librasen del mal. Es una música muy rápida, al compás 3/8 o 6/8. Al ritmo que marcaban las castañuelas y el tambor, los envenenados danzaban frenéticamente hasta que caían exhaustos con las ropas empapadas de sudor.
En 1787, el doctor Javier Cid recogió numerosos testimonios de mordeduras y curaciones en todo el territorio español y la Junta Gubernamental de Medicina, en 1875, llegó a reconocer los poderes curativos de la tarantela y animaba a los músicos para que la hicieran sonar para beneficio de los atarantados.
Bibliografia:
-Jaime E. Mercant Ramírez. Historia de la farmacoterapia: siglos XVIII y XIX. Tesis UAB
-FOLCH JOU, G. (1986): Farmacia y medicamentos en la literatura técnico-farmacéutica. Historia general de la Farmacia. El medicamento a través del tiempo, 2. 449-450. Madrid, Sol.
-Aquilino Corral Aragón. La Formulación Magistral de Medicamentos: Una necesidad terapéutica en el siglo XXI. Academia de Farmacia Santa María de España de la región de Murcia. 2006
- G. Folch Jou. Las primeras farmacopeas españolas. Facultad de Farmacia. 1956. UCM. p710-718
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